Pitágoras es hoy en día conocido sobre todo por el teorema a² + b² = c², pero fue mucho más allá: también se ocupó de la religión, la naturaleza del alma y la armonía del cosmos.
Para enseñarle a sus discípulos la virtud de la mesura, diseñó el vaso que lleva su nombre. Si se llena el vaso hasta una determinada altura con vino o agua, el líquido permanece en el recipiente. Pero si se sobrepasa esta medida, el vaso se vacía completamente a través de un orificio que se encuentra en la base.
Nuestro vaso pitagórico es de vidrio soplado a mano. El secreto de su construcción radica en un sifón que se encuentra en la mitad del vaso.
Es ideal para explicar el principio del sifón dentro de este contexto histórico.